No tenemos santo ni santa para festividad.
Hace 15 años nació mi sobrino. El hijo mayor de mi hermano. Este verano le ví muy mayor.
Se ha hecho un hombrecito. Esta mañana he enviado la felicitación al movil de mi hermano y me ha contestado 'Gracias. He cumplido 15 años. Estudiaré duro.' ¡Qué soso!
Ahora tiene que estudiar mucho para pasar el examen de la escuela secundaria superior que va a tener en Marzo del 2017. A pesar de estar en la edad de pavo hasta ahora ha sacado unas notas impresionantes jamás vista en mi casa. Sus padres no saben de donde ha salido su hijo. A ver que tal le sale el tema.
Acabo de malgastar 1 hora porque no podía subir ninguna foto. Como me he cansado tanto de solucionarlo mi cabeza se ha quedado así. El tema informático no es mío.....
Esta foto no es foto del marciano ni mucho menos. Es la foto de un ángulo de mi cabeza y cervical que he sacado de mi última resonancia. Suelo llevar en mi movil algunas imagenes de las pruebas por si lo necesito cuando estoy de vacaciones.
No quiero radiactividad y toma más radiación para mi cuerpo. Hay que ver....
Querría hablar sobre la cabeza de la gente de Fukushima hoy. Pero no soy especialista.
El libro que estoy leyendo ahora mismo es un libro escrito por un medico de pshicología que ha atendido a los enfermos dospués del accidente nuclear de mi pueblo. Está compuesto con 8 historias relativamente modificadas por protección de datos de los pacientes. Voy por la tercera y ya me han hundido bastante.
La primera historia habla de un joven que perdió a su mujer y a su hijo de 1 año por el tsunami. Les pilló en el camino de vuelta de la casa de su padre.Cree que lo tragó cuando iba en coche. Sufrió más de 3 años por no poder dormir bien porque cada noche en su sueño aparecía su mujer que le decía 'Mira, el bebé me está dando patadas. Tócalo.'
Para buscar el trabajo tenía que ocultar que vivía en la zona afectada del accidente.
No quería dar explicaciones ni recibir las miradas diferentes.
Cuando pasó 3 años volvió por primera vez a casa donde vivía con su familia. La casa estaba destrozada por los ladrones. Allí vió a su mujer con la frase de todos los días.
Fue el momento que pudo superar las pesadillas y comenzó a hablar con sus amigos.
La segunda historia era de un empleado de la planta accidentada. Un día apareció en la playa tras intento de suicidio sin consciente. No se acuerda del suceso. Lo que ocurrió en Fukushima superó su capacidad mental. De un día para otro su situación social cambió completamente. Más bien de blanco a negro. De heroe a delincuente.
Su hija tuvo problema en el colegio del nuevo sitio por tener un padre de Tepco. Cuando el médico le preguntaba porque no le llevó al marido a algún hospital antes de ser tan grave. Su mujer le contestó 'Si vamos al hospital tenemos que entregar la cartilla de sanidad. En ella figura donde trabaja mi marido.' Vivian sin que otras personas supieran donde trabajaba su marido para evitar cualquier conflicto con la gente de ese pueblo.
Él se autoculpaba de todo lo que ocurrió a la gente de Fukushima y a su familia.
No podía perdonar quizá por la pérdida de orgullo profesional. Finalmente se mejora poco a poco yendo a pescar con su padre que también habia trabajado en misma empresa.
La historia tercera que estoy leyendo ahora se trata de una mujer que vivía sóla en una casa prefabricada. Finales del 2012 el médico visitó a su casa provisional por queja de sus vecinos a través de una persona de ayuda social. Decía que ella reclamaba de un olor extraño. Buscaron ese olor químico que ella docía y no encontraron en ningún sitio. Tras varías terapias parecía que se mejoraba y en pocos dias le encontraron desmallada en un rincón de su casa. Intentó ahorcarse con una cuerda. Tenía un hermano que vivía cerca de tokyo y le ofrecía vivir con ellos. Pero no quería depender de otras personas diciendo que quería hacer la vida como hizo su madre en su pueblo cultivando las verduras. El olor fantasma venía del miedo a radiactividad que no se vaía y por haber perdido la vida del pueblo no podía sostenerse. Todavía no sé cómo termina esta historia.
La pérdida de vida, la pérdida de orgullo, la pédida de pueblo son lo que ha provocado el accidente nuclear de Fukushima Dai-ichi. No se ve ni tampoco se hablan de estos daños mentales de la gente de allí. Porque es una parte más oscura del accidente. Es delicado para que vea la luz. Tampoco les interesa a los políticos del país y a los gobernadores de prefectura de Fukushima ni a los municipios que quieren pasar la página.
Pero creo que es importante hablar de estas cosas con misma intensidad que hablar de reconstrucción.
Lo que estoy leyendo de este libro creo que es sólo una pequeña parte de los miles de casos.
Mucha gente de mi pueblo ha sufrido o sufre este tipo de problema. No se debe olvidar lo que provocó aquello.
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