jueves, 4 de diciembre de 2014

LA HERIDA PSICOLOGICA, FUKUSHIMA

Sin poder hacer nada para mi pueblo Fukushima se está acabando el 2014 que es mi año del caballo en horoscopo nuestro. Es como cabalgar en el aire. Una frustración total.

En las calles de Madrid y otras ciudades se ven la iluminaciones del ambiente Navideño.
Seré el único que pienso porque gastar tanta luz....no lo quiero. 


Hoy en casa tengo un dulce de mi pueblo Iwaki. Ha llegado de la mano de mi hermana junto a las imagenes del video de su pueblo Okuma grabado por ella y su marido. El video que tanto le ha desgastado su situación mental. Haré que tenga un sentido. 
El dulce se llama 'Mamador'. Porque tiene leche y sabe a leche de la madre. 
Cuando eramos pequeños lo comíamos muchas veces. Un sabor de infancia.   
Quizá pensais '¿Cómo puede llegar un dulce de Fukushima a España?' No es tan dificil cuando uno lo quiere. Utilizas todo lo que está en tus manos.


A veces me cuesta escribir las cosas que pasan en mi pueblo. Hoy que tengo el dolor de cabeza todavía más. Pero me espabiro. No me puedo dar el lujo de parar lo que hago.

Las noticias de estos dias nos han contado las incidencias en la central nuclear de Ukrania y de Los Estados Unidos. Por lo visto no existe peligro en ellas. Me cansa mucho este tipo de noticias después de lo de Fukushima. Me da sensación de que nos estén engañando todo el tiempo y realmente espero que no haya problemas graves.
Demasiado daño están haciendo el accidente de mi pueblo y no quiero que pase lo mismo en ningun otro sitio de la tierra.

He visto en la noticia de Fukushima la imagen de un parque reabierto hace poco a 20 km de la la central accidentada. Concretamente Futatsunuma Sogo kouen en el municipio de Hirono. Salían los niños pequeños jugando en él. El guardia del parque decía ' Me hace una ilusión escuchando las voces de ellos. El parque sin niños no es parque. Espero que pronto vuelva la total normalidad en este municipio.'

Ver y escuchar la noticia de Fukushima de todos los dias me hace desequilibrar la cabeza.
Cuando veo las noticias de este tipo sobre todo de los niños una parte de mi cabeza se aregla y otra parte de ella se deprime. ¿Está bien la decisión que han tomado estos padres? Sí, la radiactividad para los niños. Lo que me aterra siempre.
Os había dicho muchas veces que el nivel de radiactividad de Fukushima no es 100% seguro para ellos. Nadie asegura el futuro de estos niños incluyendo a mis sobrinos.
Es una apuesta muy peligrosa. 
Mis hermanos han tomado una decisión de quedarse en Fukushima asumiendo todas las consecuencias posibles en la salud de sus hijos. Dispuestos ¿a qué?
Yo estoy en contra. Me gustaría que los niños vivieran lejos de la central.
Pero tampoco es plan tener que vivir separados con los abuelos como lo que hacen buena parte de los 125.000 evacuados.

Hablar sobre el problema de Fukushima no es nada facil. Con una palabra no se describe. La destrucción material no es tanto al lado de la destrucción de la comunidad.
La reparación que está haciendo el gobierno central es puramente material. Las indemunizaciones, la tarea de descontaminación y la activación de la industria con millones de presupuesto del dinero público. Todo esto para nosotros nos parece un parche de emergencia. Es como intentar a reponer las piezas del espejo roto.  
El gobierno de la prefectura intenta evitar que se marchen los jóvenes. Pero es evidente la bajada de la pobulación en Fukushima. Dentro de unos años la zona cercana de la planta nuclear se quedará como un asilo lleno de desconfianza.

La central de Fukushima Dai-ichi sólo sabe informar de los fracasos tras fracasos a pesar de tener más de 6 mil operarios diarios peligrando su salud.

Vivir en Fukushima y alejar de Fukushima son 2 caminos correctos porque hay gente en ambos caminos creyendo en cada canimo. Pero la grieta que ha nacido entre ellos no se explica en matematicas y se queda como una sombra en la cabeza de nosotros.  
Hay que tener la mente muy fuerte para poder razonarlo e imaginar el futuro con cualquier esperanza. El porqué, el odio, la indignación se hacen una gran maza negativa sin querer y nos vuelve loco. 

La autentica herida de Fukushima está en el corazón de la gente.
Ni siquiera los numerosos suicidios en el pueblo pueden cambiar el mundo lleno de codicia.

¿Un buen psicologo cómo nos guiaría el buen camino?

La clave de la supervivencia en Fukushima está en ser psicólogo y filósofo de si mismo. 
A ver si lo consigo.....  
  

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